Es un hecho bastante conocido que el japonés ha normalizado muchos anglicismos en el último siglo, apareciendo muchas nuevas palabras japonesas que tienen su origen en el inglés. Es cierto que el cambio que experimentó el país y le dio una presencia internacional empezó hace más de cien años con la era Meiji, pero lo que realmente propulsó las relaciones internacionales (y por consiguiente los préstamos lingüísticos) fue el desarrollo y reconstrucción del país tras la Segunda Guerra Mundial, por supuesto con gran colaboración por parte de los Estados Unidos de América. Es por esta circunstancia que la mayoría de las palabras extranjeras que se empiezan a emplear en Japón son anglicismos.
Quiero hablar largo y tendido sobre los anglicismos en Japón, pero hoy no voy a llegar hasta allí. Antes de entrar en materia, quiero que sepamos todos de qué estamos hablando, y dentro de los extranjerismos, lo que más me interesa explicar hoy son los préstamos. Son palabras extranjeras usadas más o menos tal cual. Generalmente se adapta la pronunciación, y la mayoría de las veces la escritura. Ejemplos en el español: fútbol, whisky o güisqui.
En japonés, el préstamo implica la adaptación fonética por dos razones:
Porque se usan letras diferentes. Por ejemplo el españolismo ‘zubon’ (jubón, pantalón) se escribe en japonés ‘ズボン’.
Y porque la naturaleza de su idioma no ayuda a los hablantes a pronunciar palabras extranjeras. Por ejemplo, tenemos la palabra Spain, que significa España en inglés. Un español probablemente la pronunciará ‘espein’ si no está hablando en inglés, siendo esa ‘e’ del principio un artefacto común en el español para ayudar a salir esa ‘s’ líquida del principio de la palabra. Pues bien, los japoneses tienen tantos o más problemas, y tantos o más artefactos para ayudarse a pronunciar las palabras extranjeras. En este caso, hablando en japonés diríamos ‘supein’ (‘スペイン’ en sus letras, para recordar el párrafo anterior). Puede sonar raro al oído español, pero de hecho así de raro suena nuestro ‘espein’.
A partir de aquí, quiero avanzar hacia los accidentes lingüísticos que pasan en Japón, y las razones que les llevan a importar (y generar) más y más palabras del inglés. Continuará.