Ya he nombrado alguna vez la tarjeta de extranjero que todos los inmigrantes estamos obligados a llevar encima en Japón. Pues ayer tuve que renovarla por dos razones.
• Porque había renovado mi visado, y el cambio tiene que quedar reflejado en la tarjeta además de en el pasaporte.
• Y porque se me había caducado.
Tuve que presentarme en horario laboral en la oficina del Excmo. Ayuntamiento de Fukuoka que hay en mi distrito (Fukuoka es bastante grande, y tiene 7 distritos) con un par de fotos de carnet de dimensiones bastante caprichosas (por cierto, en las fotos de carnet japonesas está prohibido sonreír), con mi tarjeta y con mi pasaporte. Y una vez allí con todo el material, ¿cómo no? me hicieron rellenar un par de papelotes llenos de kanji y de inglés de poco fiar. Menos mal que tengo nivel para pasar del inglés, porque si no el tema sería bastante más cansino y confuso.
Fue todo muy fino hata que me di cuenta de que en la tarjeta estaba mi supuesta dirección en España. ¡Un piso que mis padres ya han vendido! Es curioso, porque la dirección no aparece en el pasaporte, así que la escribí yo mismo cuando me hice la tarjeta por primera vez, y no me pidieron verificarla con nada. ¡Pero! para cambiarla por la dirección actual de mis padres necesito algo que certifique que esa dirección es mía. El caso es que yo todavía tengo que pasarme por el piso de mis padres, porque se han mudado este año, así que por supuesto no tengo certificado de empadronamiento ni nada parecido, ni mucho menos pienso pasar una mañana haciendo cola para que me lo den, cuando tenga la oportunidad de pasar por Alicante.
Le cuento todo esto a la funcionaria, y me tranquiliza diciéndome que no hace falta ningún certificado tan formal, que sirve incluso el remite de una carta que me envíe mi madre (¡regocíjate, mamá!). Y yo le digo que no sé cómo están los envíos certificados de España a Japón, y que no pienso traerle el libro de familia para que vea que la remitente es mi madre. Pero la joven funcionaria tiene todo bajo control. No hace falta nada de eso, con la carta le vale, pero sin ninguna cosa con la que pueda ‘verificar’ la nueva dirección no está autorizada a actualizármela.
Al final quedamos en que la dejamos así, que parece que a ellos tampoco les importa mucho, pero me pareció bastante absurdo todo el tema de querer verificar la actualización de un dato que no se verificó en primera instancia. Y, para colmo, no pedir un certificado en toda regla sino un documento sin validez legal y más fácil de falsear que de obtener.
Luego estuve preguntando a gente, y parece que es hasta cierto punto ‘normal’ verificar la dirección de uno con cualquier sobre que le haya llegado a uno a esa dirección. Esto es porque el servicio de Correos de Japón es más diligente en estos aspectos, y parece que se puede confiar en ellos. De hecho, cuando te mudas te tienes que registrar en tu oficina de correos más cercana y, durante el primer año después de mudarte, te reenvían todo el correo que te envíen a tu antigua dirección. Vamos, que está muy bien montado. Lo que no se puede imaginar la joven funcionaria es el rigor que tiene Correos de España en estos aspectos. Fliparía.