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キムチ鍋 (Kimuchi nabe)

最近めっきり寒くなってきて、あったかいものを食べたいなぁ〜
と思っていました。
あったかいものといったら、鍋だよね〜
そんでもって今回はなぜか、キムチ鍋!
辛い物が苦手なくせに妙に食べたくなった。

Ya hace bastante frío y quería comer algo calentito.
Cuando imaginaba algo calentito, lo que yo quería era nabe.
Y era kimuchi nabe, aunque no puedo comer algo picante.
Kimuchi es un tipo de encurtidos de Corea.
¡Ahora me he sorprendido mucho al aprender que Corea se escribe con «C»!

ちょっと風邪気味でダウンしている間に
なんとaleがキムチ鍋を作ってくれました。
といっても、野菜を切って、キムチ鍋のスープの中に
お肉と一緒に入れちゃうだけなんですけど。。。
といっても、ありがたやありがたや。

Ale ha hecho kimuchi nabe mientras yo estaba descansando, porque estoy un poco resfriada.
En realidad es solo cortar las verduras y ponerlas con la carne en la olla, con el caldo de kimuchi.
Pero gracias, gracias.

キムチ鍋 kimuchi nabe
材料を見るには、写真をクリックしてください。
Para ver los ingredientes, haz ‘click’ en la foto.

久しぶりにキムチ鍋を食べて、体の中からあったまっただよ〜
そして今では家中、キムチ鍋のにおいでいっぱい。
ちなみに鍋を食べた後、選挙(福岡市長選挙だよ)に行ったんだけど、きっとそこでも私たち二人はキムチ臭かったんだろうなぁ。

Después de comer kimuchi nabe, sentía más calentito el cuerpo.
Y ahora toda la casa huele a kimuchi.
¡Ah! Y justo después hemos ido a votar (hoy son las elecciones para alcalde de Fukuoka).
Creo que allí todos se dieron cuenta de que olíamos a kimuchi mucho.

Tratamiento quiropráctico para mi contractura muscular

gráfica de la temperatura de mi columnaAl final he estado toda la semana con un molesto dolor muscular a base de cataplasmas, pero hoy por fin he decidido hacérmelo ver. Ai me había comentado que sus compañeras de trabajo conocían un acupunturista muy bueno, y que esa terapia me iría muy bien, pero como me dan terror las agujas decidí buscar un quiropráctico que pareciese de fiar.

Por supuesto que lo busqué por internet, y una vez allí después de rellenar un impreso con mis datos y los síntomas (en todos los hospitales y similares en Japón son así de folclóricos), se lo volví a explicar todo de viva voz al señor que se iba a montar a caballito encima de mí unos minutos después. Pero lo primero que hizo no fue eso, sino que me tomó la temperatura de cada vértebra con un sensor de rayos infrarrojos, y me enseñó una gráfica en la que se veía que tenía regular la zona de la cadera y la vértebra de la que salen los nervios hacia el estómago (a media altura de la columna), y que tenía regular mal las cervicales. Era la primera vez que me hacían esto y, aunque la gente que me ha tocado antes nunca lo ha necesitado para saber qué me pasaba, me parece una buena forma de que el paciente lo entienda de una forma un poco más visual.

Una vez entrados en faena, me ha sorprendido el buen hacer de este señor, que andaría sobre la treintena y me ha dejado como nuevo en una demostración de lo que para él es rutina. Al final, tirándole un poco de la lengua, he conseguido que me aconseje ejercicios y esas cositas para mantenerme. Ya os iré contando cómo me va, pero por ahora me siento fetén.

Intercambio de tarjetas y braguetas

Esta mañana ha venido mi notario a la oficina para recoger unos papeles que necesitaba para gestionarme la actualización del permiso de trabajo. Yo ya tenía su tarjeta de visita porque me la dio el año pasado cuando me gestionó el visado y el permiso por primera vez, pero en ese momento yo todavía no trabajaba y no tenía tarjetas, así que hoy he aprovechado para darle la mía con todas las de la ley.

tarjetas de visita de pepino
(En realidad le di la del trabajo, no esta)

En Japón las tarjetas se dan con las dos manos, y se reciben con las dos manos. Lo bonito es que normalmente se dan y se reciben a la vez (se intercambian) lo que es un malabarismo que creo que todos hemos tenido que practicar un par de veces.

Cuando te da la tarjeta alguien, es de buena educación que mirarla un poco por encima y confirmar la pronunciación del nombre de la otra persona. Si quieres también puedes hacer un comentario cutre en plan:
«¡Hombre! ¡Alejandro! Como Alejandro Sanz. Jo, jo, jo.»
Aunque, por supuesto, ser hortera es es opcional.

Después, durante la hipotética reunión, se dejan todas las tarjetas encima de la mesa, delante de uno, y al final de esta se guardan en el tarjetero, nunca en la cartera.

Una vez estemos tranquilos en nuestra oficina, es recomendable apuntar en la parte de atrás de la tarjeta el asunto que nos une con cada persona, y archivar las tarjetas para referencias futuras. En ningún caso escribiremos en una tarjeta delante de la persona que nos la ha dado. Si hay que tomar nota de algo en ese momento, lo haremos en otro papel.

Bueno, pues eso, que le di mi tarjeta al señor notario y, a modo de comentario sobre el hombre, me dijo:
Alejandro, ¿no? Llevas la bragueta abierta.
¡Y por supuesto que era verdad! Me disculpé discretamente, me la abroché, y cambié de tema.

Estas situaciones me gusta más tenerlas acompañado de gente con la que pueda contestar a lo de la bragueta bajándome los pantalones hasta los tobillos, pero a veces uno se tiene que quedar con las ganas.

Duelo de titanes 2: Hachikō contra el Torico de Teruel

Una foto del Torico hecha por mi padre
El Torico es el símbolo de la ciudad de Teruel, una pequeña estatua de un toro puesta en lo alto de una gran columna, mientras que la estatua de Hachikō es el símbolo de Shibuya, un barrio de Tokio, y el perro más histórico de Japón.

Como hice hace poco con San Pancracio y el Maneki Neko, voy a comparar amistosamente algunas características de estas dos formidables bestias de \m/ metal \m/. Pero recuerden: en nuestros duelos de titanes nunca hay perdedores, y el pasar un rato ameno y agradable con ustedes es el mejor de los premios para cualquiera de estas dos moles de bronce.

 Hachikō y yo Antigüedad
El Torico data de 1858, mientras que la estatua de Hachikō fue inaugurada en 1934, y reconstruida en 1948 tras la segunda guerra mundial.
1 punto para el Torico

Historia
Mientras que el Torico no tiene nombre propio siquiera, al tratarse de un simple símbolo, Hachikō no es un simple ‘perrico’ sino una estatua dedicada a un perro concreto, admirado en todo Japón como modelo de lealtad por ir a esperar a su amo después del trabajo, incluso después del fallecimiento de este. Hachikō esperó a su amo todos los días hasta su propia muerte, 10 años después de la de su amo.
1 punto para el Hachikō

Localización
Torico: Una plaza rodeada de impresionantes edificios modernistas en Teruel, una pequeña y acogedora ciudad española que es ‘patrimonio artístico de la humanidad’, una frase que atrae mucho a los japoneses.
Hachikō: Shibuya, una estación de tren enorme, grandes tiendas, centros comerciales, anuncios luminosos, e increíbles concentraciones de gente.
Este punto ha resultado en empate.

Popularidad
Para bien o para mal, ni el Torico ni la ciudad de Teruel son tan conocidos en España como Hachikō lo es en Japón, por no hablar de Shibuya, una de las zonas comerciales metropolitanas más modernas del mundo.
1 punto para el Hachikō

Fuerza bruta
Hachikō fue un perro muy grande, de la raza Akita, mientras que el Torico es evidentemente un toro, aunque puede tener más o menos el tamaño de un gato, esto es varias veces más pequeño que Hachikō. Pero considero que los cuernos del Torico combinados con el enorme peso que le supone ser una estatua maciza le otorga una cierta ventaja, tanto a la hora de pinchar como a la de ser mordido.
1 punto para el Torico

Resultado
Hachikō: 2 puntos.
Torico: 2 puntos.

El resultado de hoy es un empate, bastante acorde con la tranquilidad que caracteriza a ambas estatuas. Ahora que lo pienso, no se me ocurre ningún motivo por el que ninguna de ellas pudiese decidir atacar a la otra.

Moraleja
Las estatuas de bronce son todas hermanas del metal.

Más información:
El perro Hachiko en Kirai.
Hachiko en JAPAN TOUR 2007.

La obligación de llevar la documentación encima en Japón

este no soy yoEn España es obligatorio llevar encima en todo momento un documento identificativo. Dependiendo de la situación de la persona puede ser el DNI, la tarjeta de extranjero, o el pasaporte. Si la policía te pide identificarte y no tienes el documento pertinente, creo que lo primero que hacen es llevarte a la comisaría para que te identifiquen y, aunque solo fuera eso, ya sería un buen marrón.

En Japón la ley es un poco diferente. Los extranjeros, como en España, están obligados a llevar encima la tarjeta de extranjero (si son residentes) o el pasaporte (si son turistas o viajeros en tránsito). Pero los japoneses no están obligados a llevar ningún documento identificativo. De hecho, ni siquiera tienen un documento equivalente a nuestro DNI y, por eso, cuando abren una cuenta en un banco o hacen cualquier operación que les requiera identificarse, usan el carné de conducir o la tarjeta de la seguridad social.

A mí me parece mucho más cómoda esta forma de hacer las cosas, ya que es una obligación incómoda que se quitan de encima los japoneses. Ni siquiera me parece discriminatorio que me obliguen a hacer algo que ellos no tienen que hacer, ya que de hecho no es la única cosa a la que me obligan (tengo que actualizarme el visado este mes) y me parece lógico que las condiciones sean diferentes para los extranjeros porque, si las condiciones fueran las mismas, quizás no se nos llamaría a los de fuera ‘extranjeros’ en las leyes japonesas.

El dilema viene en el caso de que un extranjero obtiene la nacionalidad japonesa. Al convertirse en japonés (para lo que, por cierto, el gobierno japonés pide renunciar a todas las otras nacionalidades), supongo que ya no está obligado a llevar la documentación encima en todo momento, pero ¿cómo sabe un policía a quién puede pedir la documentación y a quién no? ¿Solo pedirán la documentación a las personas que parezcan extranjeras? Eso sería discriminación de la fea.

No quiero imaginarme lo que sería tener la nacionalidad japonesa, que un policía te pidiera la documentación, y que no se creyese que eres japonés. Yo creo que me cabrearía mucho, y eso no puede traer nada bueno. En todo caso, estando la ley como está, lo más apropiado sería que creyeran a cualquier persona que diga que es japonés, porque los japoneses no están obligados a llevar documentación, y no se puede (ni debe) saber quién es japonés por las pintas.

Lo malo es que suponer algo así da ciertas ganas de decir que uno es japonés desde el primer marrón, y la certeza de que esta fechoría acabaría mal me da pocas esperanzas sobre el posible final de un encuentro como el que he descrito en el párrafo anterior.

Si alguien sabe algo que pueda completar este artículo, tiene alguna experiencia que contar, o cualquier otra cosa que decir o preguntar, le agradecería mucho un comentario.